Se parte de Unquera (estación de tren) y cruzaremos el puente que nos lleva inmediatamente a Bustio. Es en este puente donde el río Deva, frontera natural entre el Principado de Asturias y Cantabria, se transforma en la ría de Tina Mayor.

Avanzamos, pero no siguiendo el Camino de Santiago de caminantes que va de frente: hay que dirigirse a la izquierda, en ascensión, por la carretera local AS-344 hacia la villa de Colombres, capital del concejo de Rivadedeva. Colombres es una de las localidades asturianas donde más impronta ha dejado el fenómeno de los indianos (denominación coloquial del emigrante español en América que lograba amasar fortuna y decidía volver años más tarde a sus lugares de origen). A su vuelta procuraban prestigiarse adquiriendo algún título de nobleza, comprando y restaurando antiguas casonas, o construyendo palacios de nueva planta, en un estilo colonial o ecléctico muy vistoso, que pasaron a llamarse “casas de indianos”. A menudo incorporaban en sus jardines palmeras como símbolo de su aventura en tierras tropicales.

Colombres destaca no solo por la cantidad y calidad de viviendas y residencias debidas a los capitales indianos, sino también por un conjunto excepcional de equipamientos públicos promovido directamente por los emigrados a América (como la plaza central, el Ayuntamiento, el Hospital-Asilo o la red de abastecimiento de aguas).

Entre esas viviendas destaca la “Quinta Guadalupe”, un bello palacete con decoración y mobiliario de época que alberga la Fundación Archivo de Indianos – Museo de la Emigración, ente que se dedica a la conservación, el estudio y divulgación de la emigración asturiana, principalmente a América en los siglos XIX y XX.

A la salida de Colombres, la ruta confluye con el Camino de Santiago para descender por una carretera local hasta dar con la N-634, por la cual se pedalea durante 5 km, y que atraviesa el pueblo de La Franca. Al inicio de otro pueblo, Buelna, se toma un desvío que va hacia la playa de Cobijera (hay que estar atentos: es fácil pasarse). Aunque la ruta no pasa por dicha playa, no está nada mal hacerle una visita, sobre todo si el tiempo acompaña.

Nada más pasar por debajo del túnel que salva las vías del tren, hay que ir por el camino de la izquierda, el que va más arrimado a la vía férrea, para incorporarnos ya plenamente a la senda costera. Esta es, en general, fácil de pedalear, si bien algún tramo corto habrá que hacerlo andando, en algunos casos por el desnivel y en otros por el firme. Por ejemplo, en la playa de Vidiago se hace un corto tramo a pie por pista hormigonada y la bajada al puente que salva el río Purón, también conviene hacerla a pie por una cuestión de mera seguridad.

En este tramo, se pasa por el pueblo de Pendueles y por la playa de Vidiago (o ensenada de Novales) donde es posible darse un chapuzón.

Tras la playa, la ruta se adentra en tierra de “bufones”: surtidores naturales que el mar tormentoso ofrece al cicloturista y que es posible contemplar con las debidas precauciones, si las condiciones climatológicas son favorables (mar picada y pleamar). En esta ruta sentiremos los bufones de Arenillas (Vidiago), declarados Monumento Natural.

En cuanto se cruza el río Purón, hay una corta y dura rampa asfaltada que lleva hasta Andrín. Tras este pueblo, se llega a uno de los miradores con más encanto de toda Asturias: el mirador de la Boriza. No desaprovechen la vista que brinda del mar y la montaña. Tras este encuentro del mar, la tierra y el cielo, ya es todo bajada por una carretera local que pasa por Cué y lleva hasta Llanes, punto final de esta ruta.

• Ruta lineal con inicio y final en distintos puntos.
• El itinerario es completamente tranquilo, sin apenas tráfico.
• Discurre por pequeñas carreteras locales y comparte tramos en muchos puntos con el Camino de Santiago.