El gran desconocido: Yernes y Tameza

1 día

54 km

Grado

Grado

Circular

No recomendada para principiantes

Índice IBP: 66

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Descripción de la ruta

Esta excursión de cicloturismo es circular, Parte de Grado para subir a Villabre por una agradable carretera, siempre hacia arriba. Por el camino se podrá hacer alguna visita turística a algunos monumentos de la zona.

De Villabre nos dirigiremos a Yernes. Para ello habrá que realizar una dura subida. De aquí solo nos queda bajar otra vez a Grado, ahora admirando el paisaje espectacular que nos brinda el camino. Ruta muy bonita, con olor a castañas y vistas preciosas, por un concejo casi desconocido y el menos poblado de Asturias. De verdad, ¡merece una visita!

El rey Ordoño I cedió parte de Yernes a la iglesia ovetense de San Salvador en el año 857. Años más tarde, concretamente en 1581, después de numerosos avatares entre la Iglesia y la corona, los vecinos compraron a esta última el concejo por la cifra de 12.691.922 maravedíes, a pagar entre sus 130 habitantes. Se nombró a Juan de Grijalba representante del rey. Designó a los primeros regidores y les encomendó la tarea de redactar las ordenanzas y las leyes del concejo, junto al nombramiento de las personas encargadas de ello. Poco más tarde, se estableció la capital del concejo en Villabre en 1584, cualidad que se mantiene así hasta nuestros días.

La ruta parte de la estación FEVE de Grado, en dirección a Tameza, rodando a través de una agradable senda-paseo que lleva directamente a la carretera AS-311 a la altura de Rodanco, carretera que, por cierto, acompañará gran parte de la ruta, por no decir toda.

En este recorrido se remonta en una entretenida subida, como si de buscadores de oro se tratase, el curso de los ríos Cubia y Villabre atravesando localidades como Llantrales, Alcubiella, Villanueva, Agüera, San Pedro Burros, Cubia, Samiguel, El Llanón, Villabre, Yernes, Vendillés, Panicera, Temia, Rañeces y algún que otro pueblo semiabandonado. Se pedalea siempre vigilado por peñones calcáreos de formas caprichosas ,como el de La Bocandía, y, a cada cual, con un nombre más peculiar. Por el tema hidratación no hay que preocuparse: existen innumerables caños y fuentes, como la de Foncaliente o La Pipera.

¿A qué se puede echar un ojo? Pues es fácil de ver: el recorrido está salpicado de caserones de época, molinos de agua, hórreos, paneras, palacios y ermitas, por no decir de auténtica fauna y flora, actividad a la que se dedica el concejo. Podemos destacar:

  • La Torre de Villanueva (p.k. 6): declarada Monumento Histórico Artístico el 13 de enero de 1994. La torre data del siglo XV y pertenecía a una fortaleza propiedad del conde de Coalla. A su lado se construyeron en los siglos posteriores (siglo XVI) más edificaciones llamadas El Palacio. La torre en sí, es cuadrada y de gran altura con cinco pisos con saeteras y matacanes. Puede ser visitada ya que no está deshabitada.
  • Palacio de Agüera (p.k. 7): también conocido como Palacio de Valdecarzana, es una casa solariega de los Cañedo-Vélez, Condes de Agüera, que data del siglo XVIII y que en la actualidad se usa para bodas y banquetes. Está formado por el palacio, un pequeño jardín con capilla exenta, una fuente y un hórreo. El palacio es de planta rectangular y dos alturas, con un pequeño patio en la parte trasera donde estaban las cuadras; la capilla exenta acoge varios sarcófagos que fueron desenterrados durante la Guerra Civil. Lo que destaca de este palacio el magnífico estado de conservación gracias a su restauración continua y el espléndido entorno. Esta construcción está catalogada como casa-fuerte, y en su día, fue propiedad de la casa Miranda, quien la reedificó sobre una antigua fortaleza. Los vanos del palacio son rectangulares pero de variado tamaño y distribución. En la puerta principal destaca el escudo de la familia Cañedo. En el interior hay un patio central y una galería en el primer piso, alterado parcialmente. Los salientes laterales son asimétricos respecto a la longitud y las ventanas, rectangulares como la puerta, y son también irregulares en tamaño y distribución. Las torres poseen puertas rematadas en arco segmentado y al lado de la ventana más alta de cada una de ellas, campea un escudo con las armas de los Miranda, Bernardo de Quirós, Argüelles, Sierra y Cañedo.
  • Cueva de La Bocandía (p.k. 20): aunque la vista solo nos permita ver su gran galería de entrada —de unas decenas de metros—, esta cueva presenta en todo momento unas dimensiones enormes y es muy bonita. El tramo realmente interesante, una gran galería de unos 400 metros de desarrollo. No está acondicionado para el turista de a pie ya que necesita de material de escalada para atravesar una ventana poco visible que se encuentra a unos 10 metros del suelo de dicha cavidad de entrada, y un embarrado y angosto pozo. ¡Lo que dan de sí por dentro las simas calcáreas!
  • Iglesia de Santa María de Tameza (p.k. 25): en Villabre. Ha sufrido numerosas restauraciones por lo que se conserva bastante bien. Es una iglesia de estilo popular, de nave única, ábside cuadrado y puerta de arco de medio punto. De su época original, prerrománica, solo se puede apreciar una ventana hallada al oeste del presbiterio.

En el p.k. 9 se llega a San Pedro de Burros, villa donde realmente empieza a endurecerse la subida, cogiendo el ramal de la izquierda en dirección a Cubia, atravesando una zona muy bonita de castaños. Si nos fijamos en la otra vertiente, se ve la indicación de una senda GR, la del Camín Real de La Mesa.

Sobre el p.k. 18, tras pasar El Llanón y un breve respiro en bajada, la ruta deja el valle del Cubia para adentrarse en el del río Villabre y continuar subiendo. En este punto se puede disfrutar de una magnífica panorámica de todo el valle y de la Sierra de Portacabezas, por la cual discurre el Camín Real de La Mesa. Desde aquí, levantando la mirada, se puede divisar la cueva de Cuallagar donde se celebra una famosa feria de ganado en agosto, con sus Túmulos y Corros, arquitectura tradicional.

Y por fin se llega a Villabre, pueblo bonito, conservado y capital del concejo. En concreto tiene dos fuentes, una en la plaza del ayuntamiento y otra más exterior que emana agua fría y cristalina.

Después hay que regresar por el mismo camino que usamos antes hasta el desvío de Yernes, donde está la mayor dificultad del recorrido: una cuesta de unos 700 metros, repartida en cuatro herraduras. Quien no pueda hacerlo en bici, verá que hacerla andando no es problema. En el pueblo se puede admirar su torre-palomar, y , según vamos subiendo, su paisaje de la peña de enfrente, la Bocandía, y el valle del Cubia. También hay una fuente según se sube por el camino al pico La Lloral ¡La mejor de todo el lugar!

Una vez superada esta, será predominantemente llano y en bajada hasta Grado. Habrá que  poner especial cuidado ya que la pendiente es pronunciada y la carretera sinuosa y estrecha. Se pasa cerca de Vendillés, el núcleo más pequeño del concejo. En sus inmediaciones será posible  apreciar restos de labores mineras que podrían remontarse a etapas protohistóricas. La ruta pasa por Temía, dondese puede ver su pintoresca ermita de Santa Marina sobre un montículo y rodeada de casas. Pasando Rañeces, donde por cierto hay una fuente muy cuca que nada tiene que ver con su nombre, el recorrido desemboca en el desvío que se podía ver antes desde  Alcubiella y que parecía subir hacia las nubes. Ahora solo nos queda pedalear hasta Grado.

Recordatorios y anotaciones

  • Ruta apta para bicicletas de montaña, híbridas y de carretera
  • Hay algún que otro túnel por lo que es imprescindible llevar luces delantera y trasera

Perfil de la ruta

Mapa de la ruta

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Puntos de interés

Torreón de Villanueva


Casa-Palacio del Conde Agüera


Cueva de la Bocandía


Galería de fotos